Sin norte
Ferro cayó sin atenuantes ante Gimnasia de Jujuy, como visitante, por 1 a 0 en un partido que nunca supo resolver. Hugo Soria marcó el gol del local.
Como una película que se repite, cuando los resultados ayudaron a Ferro a que pueda ser el 3º de su zona, Oeste no se ayudó a sí mismo. Pero más quedó comprometido por la imagen que dejó en el Norte de Argentina. Un equipo dominado que nunca pudo encontrarle la vuelta al contexto. Y cuando apostó a un cambio de esquema se partió mucho más, exponiéndose a una diferencia más abultada. Un partido frente a un rival directo que lo superó sacándole la pelota y ocupándole espacios para limitarlo. Deberá buscar dar un salto evolutivo frente a este tipo de compromisos cada vez más frecuentes, para no reiterarse en rendimientos y para convertirse en candidato en el Reducido.
Y el problema no es que haya perdido. Sino el cómo. Sometido en su impotencia y sin respuestas después del 0-1. Desde ese zurdazo de afuera del área de Hugo Soria, a la salida de un saque de manos, que encontró floja reacción de Monllor, los locales manejaron el juego como quisieron. Y desde antes también, ya que habían tenido una chance clara de contra, con una finalización de Palavecino cruzada. Contenido de principio a fin, porque hasta le faltó ese poder de gol que lo caracteriza esta temporada. No generó una sola chance clara y apenas intentó con dos remates de afuera del área, de Gallardo y Ricky Blanco, lo que evidenció lo incómodo que estuvo en la "Tacita de Plata".
Blanco, al límite desde lo físico, ocupó un lugar en el banco de suplentes. Lógicamente la urgencia del rescate individual lo terminó poniendo en la cancha. Y aún así, con dicha merma, terminó siendo el más punzante, más por rebeldía que por acción de juego, siempre en el mismo factor común que dominó la escena para los de Caballito: la ausencia de asociaciones y una alternativa a la mecanización de la verticalidad.
¿Hubiera cambiado algo con Ricky desde el inicio? Posiblemente por su presencia, pero aún en su ingreso, con un equipo ya alterado, no modificó la genética de un conjunto decididamente confundido. Retamar otra vez pasó desapercibido, contenido por Molina en el anticipo y Endrizzi en el mano a mano, lo que lo obligó a centrarse y Oeste perdió amplitud por la derecha. Levato perdió más de lo que ganó con Dematei. Mientras que Gallardo, al igual que el 7, tampoco encontraba la posibilidad de picar vacío y desequilibrar con su velocidad. Apenas hizo amonestar a Palazzo, su marcador, que inteligentemente Módolo lo sacó por Diego López en el entretiempo. No tenía profundidad y no podía hacer valer el vértigo.
Que los de arriba pasaran inadvertidos tuvo que ver más desde la poca tenencia de pelota en la mitad de la cancha. Con claros problemas desde el primer pase, Mosca se orientó más al "Colo" Pinto y Nico Gómez que a los puntas, y eso alargó al equipo. Ninguno de los volantes pudo imponerse en el juego y ahí estuvo la virtud de los locales para un amplio dominio táctico, sin ser avasallantes en situaciones de gol. Limitó y redujo las capacidades del Verdolaga.
Gimnasia de Jujuy calcó la iniciativa que tuvo Güemes en Caballito. Salió agresivo desde el comienzo con un doble eje adelantado, con Soria y Juárez en terreno ajeno, para bloquear la chance de conectividad de líneas en las transiciones de la visita. Además presionó alto con Albertengo y Menéndez para obligar a jugar en largo, y con mejor despliegue y distribución volver a tener la posesión. Entonces, los de Biggeri se ahogaban en un vaso de agua, corriendo detrás de la pelota, sin la posibilidad de sostener la tenencia.
Varias veces se le cayó a Biggeri por la ausencia de una alternativa a su idea prima de jugar directo. Esta vez lo intentó desde la acumulación de delanteros, pero tampoco funcionó. Esa ruptura también le facilitó las cosas a Gimnasia, regalándole superioridad numérica en mitad de cancha. Al segundo tiempo salió con Tomasetti por Pinto, en busca de mayor tenencia y pase filtrado, pero eso no alteró la ecuación. Rompió el dibujo con Sosa, que fue a jugar de doble 9 con Levato, por Mosca. Y para el cierre con López por Murillo. Está bien, todas las piezas ofensivas a su disposición las tiró a la cancha, pero quedó a muestras de que solo fue la inclusión de nombres propios por sobre una idea clara de cómo llegar al gol. Esa falta de claridad estuvo con el 4-2-3-1, con el 4-2-4 y con los tres delanteros de área del final.
Se le vienen dos encuentros de local de extremo cuidado. Obviamente necesita resultados, pero también debe volver a imponerse con argumentos futbolísticos olvidados desde hace dos partidos, si realmente busca pelear un ascenso y no ir a ver qué pasa. Ante un rival directo y frente al puntero de la otra zona, don pruebas ideales para recuperar su juego, la confianza y dar el golpe. Sino habrá perdido definitivamente el norte.
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