En Campana, Ferro sacó a relucir sus enormes problemas defensivos y sufrió una nueva dolorosa derrota. Así, se ubica lastimosamente en los últimos puestos de su zona.
Ferro es, cómo bien dice el título, un equipo indefenso. De mitad de cancha hacia adelante maneja la pelota, muestra movilidad, tiene un rato de buen fútbol y hasta se anima a crear tres o cuatro situaciones claras de gol. Pero después del veranito inicial, se encarga de ponerse solo en aprietos, y con errores absurdos, le regala a su rival la oportunidad de lastimarlo. Y entonces, producto de los desbarajustes en la última línea, deja siempre al delantero de turno de frente a nuestro arquero. Y Miño es, en esta historia, el más indefenso de todos.
Hubo, antes de la debacle, un rato en donde pudimos ilusionarnos. Con un Herrera concentrado en el arco de enfrente, con Retamar y Olmedo buscando profundizar por las bandas; y con la dupla Erbes-Machado tratando de adueñarse del mediocampo. En los primeros minutos, fuimos nosotros los que empezamos a manejar la pelota, como podíamos empujábamos hacia adelante, logrando tener el control del partido. Dálmine no lograba hacer pie y el aliento de la gente se fue transformando en tensión, ante la falta de respuestas. Las primeras jugadas de peligro eran nuestras, y siempre de la misma forma: centros cruzados, encontrando la cabeza de Herrera. Un fuerte frentazo al travesaño fue el presagio de lo que vendría en la siguiente, cuando un nuevo cabezazo del 9 terminaría dentro del arco local, pero el árbitro insólitamente lo anularía por una supuesta falta. Parejito lo del pito, que además debió haber amonestado dos veces al central Facundo Gómez.
Lo bueno de Ferro duró cerca de veinte minutos, hasta que volvió a mostrar su peor versión, fruto de su insoportable fragilidad. Entonces en la primera llegada del Viola, tras un pésimo retroceso defensivo, Jofre se escapa por derecha, nunca llega a alcanzarlo Boolsen, y el 7 local sólo tuvo que cruzar su remate para vencer a Miño. Y la ventaja llegó en el peor momento posible, porque enseguida volvimos a tropezarnos con nuestra propia inocencia, para que esta vez Molina, el n° 10 de Dálmine, fuera el que aprovechara para meter el segundo con un remate esquinado. En un abrir y cerrar de ojos, con dos defensas amateurs, Ferro dilapidaba lo poquito bueno que había hecho en el comienzo y destruía por completo cualquier ilusión de conseguir un buen resultado. Ahí, cuando cada golpe era de knock out, el árbitro pitó el final de la primera parte, lo que era una buena noticia pese al marcador adverso.
El complemento podemos decir que estuvo de más. Dálmine totalmente cómodo con el resultado y Ferro, sin ideas, tratando de encontrarse azarosamente con el descuento. Sara propuso varios cambios de esquema y nombres, transformando el dibujo a cada rato, sin que ello le generara un shock positivo. Ni la salida de Grana y Romero, ni la línea de tres mentirosa, pudo solucionar semejante trastorno. Tampoco los ingresos de Alexander Díaz y el Keko modificaron la ecuación, y fueron solo algunas gambetas aisladas, siempre lejos del arco rival. Promediando la segunda parte, parecía que ellos estaban más cerca de golearnos que nosotros de ponernos a tiro. Cada avance del local era medio gol, la espalda de Boolsen era una invitación al pelotazo y entre Miño y la mala puntería de los delanteros, lograron sostener un partido que lejos estaba de estar equilibrado. Apenas tuvimos algún remate lejano o un cabezazo débil para el arquero, por lo que el desenlace del encuentro nunca estuvo en discusión. Y cuando a fuerza de empuje comenzábamos a rodear el área rival, de forma inteligente el local se dedicó a frenar constantemente el juego, haciendo todo bien lento, aliándose con el reloj. El final llegó con la alegría de la gente de Campana y muchas caras de bronca en los nuestros, claramente abatidos.
Ferro mostró una vez más una fragilidad defensiva escandalosa y producto de sus errores en la última línea, le permitió a Dálmine quedarse con los tres puntos. Así, Oeste acentúa su crisis, se aleja de los primeros puestos y se ubica en el fondo de la tabla.
Principales Jugadas:
Primer Tiempo
30 min. Error en la salida de Ferro, pase en profundidad para Lucas Jofré que le gana en velocidad a Boolsen y define ante la salida de Miño. 0-1 abajo.
39 min. Ahora el pase es para Francisco Molina que supera a Faggioli y Boolsen y convierte ante el achique de Miño. Un gol similar al primero. 0-2 abajo...
Segundo Tiempo
Medallero
Laureano Tello: Muchas veces la figura se la lleva el que hizo el gol, no le quiero quitar méritos a Jofré pero esta vez hay que destacar lo que metió en el medio el numero 8 local, el “Pelado” fue el relojito de Dálmine en el medio y tiene merecido su lugar en el podio.
Lucas Jofré: Autor del gol que abrió el encuentro, el numero 7 jugó un interesantísimo partido generando desbordes constantemente y ganándole en varias ocasiones a su marcador, Romero. Buena definición, no poniéndose nervioso y con mente fría.
Patricio Boolsen: Sigue rompiendo records negativos por lo mal que marca, lo mal que juega, lo lento que se lo ve en la cancha. Esta vez fue calificado con un “UNO”. No puede ser como corría a los delanteros rivales, parecía que tenía problemas físicos. Salió en todas las fotos de las jugadas peligrosas de Dálmine y en los dos goles del “Viola” los delanteros picaron y lo dejaron en ridículo en ambos tantos. ¿Cómo llegan estos jugadores a Ferro? ¿Quién aprueba para que firmen? Lo de hoy fue VERGONZOZO, y lo peor que por estos jugadores, chicos del club como Ulises Yegros fueron bajados a Reserva y cedidos a préstamo. Es una tomada de pelo!!!
El equipo de Sara parece haber tocado fondo. Perdió el rumbo. Rompió la brújula. Esta vez fue Villa Dálmine pero es sólo un nombre propio. Así han ido pasando los rivales, en este comienzo de campeonato sinuoso, que en definitiva parecen reiterarse en su mayoría en loop: arranque prometedor, donde llega más y mejor que el rival, hasta el primer traspié donde no sólo no logra reponerse, sino que no queda nada de ese comienzo, haciéndolo parecer un mero espejismo, hasta autodestruirse por completo y mostrar las miserias de un equipo cada vez más perdido.
Y sí, el gol invalidado a Herrera por Andrés Gariano que seguimos interpretando qué cobró podría haber cambiado el curso del partido. O no. Porque incluso hubo partidos que Oeste estuvo en ventaja y no los ganó. Demasiado poco aferrarse a un tanto mal anulado como justificación de la derrota cuando tiene la mandíbula de cristal. Porque una vez más esa faceta ofensiva, con Retamar a la izquierda, presión con Erbes en campo rival, Grana y Romero proyectados en ataque simultáneamente, con la buena sociedad por derecha entre Olmedo y Palacio, con el fin de llegar y/o abastecer al 9, todo eso, absolutamente todo, queda borrado en la primera llegada a fondo del contrario. Esta vez, el conjunto de Campana.
Mucha gente para atacar, pero un pésimo retroceso que deja mano a mano a cualquier adversario ante Miño en un 50 y 50 por el gol. Por más que trate de esforzarse en ese inicio, con buenas intenciones, ante la primera adversidad de una defensa que da ventajas por todos sus flancos, jamás logra reponerse. Los goles en contra le suelen llegar en su mejor momento porque cree tener el partido controlado. Pero una creencia es un pensamiento que se asume como verdadero pero que en realidad no está pasando. Y en todos los partidos cayó en la misma trampa.
Lo fácil sería copypastear los análisis de los anteriores seis partidos, porque el equipo de Juan Manuel Sara repite errores. No escarmienta. Desequilibrio absoluto, un rival que espera en bloque medio, engañando al Verde para adelantar sus líneas, presión en primer pase para forzar error (en este caso Caramuto sobre Grana), pase cruzado con una defensa en retroceso (esta vez con la precisión quirúrgica de Molina), un lateral que le gana la espalda al nuestro (ocasionalmente Jofré a Romero), Boolsen que aparece en la foto y gol.
Pasó con Quilmes, con Estudiantes de Buenos Aires y también con Dálmine. Hasta pasó por duplicado, siendo el gol de Molina, un calco perfecto del primer tanto pero por banda derecha de la defensa, con Faggioli quedando a mitad de camino y si... Otra vez Boolsen saliendo en la foto. Se sabía que la mejor arma de los dirigidos por José María Martínez era la verticalidad y el juego de contraataque. Ideal para un rival que ante una pérdida y con sólo un pase al vacío se le puede generar una chance de gol.
Con el 0-2 consumado, para la etapa complementaria se esperaban cambios y correcciones. Y si bien las hubo, fueron para peores. Sara sacó a los laterales para rearmar un 3-4-1-2, con Boolsen y Tarón de stoppers, más Palacio y Retamar de carrileros. Regaló espacios y el dominio de Villa Dálmine fue abrumador: el local generaba superioridad interna 3 vs. 2 sobre Machado y Erbes, pero también era el dueño de las bandas, con dos stoppers demasiado lentos para las coberturas de los carrileros, sobre todo de Retamar sin convicciones defensivas. Si en algún momento del partido existió algo bueno, el entrenador lo rompió con su castigo a los laterales.
Cada segunda jugada era del Viola que parecía jugar con uno más y se floreaba, que si no llegó al tercero fue por las intervenciones de Miño y la falta de contundencia. Si con recuperar y enviar un pase a los costados en los primeros 45’ le había servido, ahora con Boolsen y Tarón sobre los costados se había potenciado. Dolía lo que se veía porque para definir ese lapso de impotencia de un conjunto inconexo y perdido que corría detrás de la pelota por inercia. entonces, la palabra que cabía era baile.
Esto derivó en otro reset para rearmar una línea de 4, pero con Faggioli de lateral por la derecha, en una muestra de improvisación y desesperación absoluta. Un esquema nunca antes usado ni en los maravillosos amistosos, ni en las prácticas, para revertir de forma azarosa un desarrollo adverso ante un oponente inferior en nombres, pero más trabajado, práctico, simple y claro en su búsqueda de bloqueo del oponente y facilidades básicas para dañarlo. El momento en el que Ferro debía dar señales en los últimos 45’ para buscar la épica fue donde justificó su derrota sin atenuantes.
Abruptos cambios de sistema, nombres que se mantienen 45 minutos y ante el primer error pueden pasar de titulares a no convocados, más de tres variantes de partido a partido y una inestabilidad en los futbolistas, que a pesar de los gustos individuales por uno u otro, no logra fomentar firmeza en el respaldo y la confianza. Se acentuó ante el Viola, pero le pasó en cada partido.
Muy lejos quedaron las palabras de buscar ser un equipo que somete al rival. Ferro no juega como candidato, ni siquiera como un equipo con aspiraciones de entrar al Reducido. Como siempre, empieza bien y termina muy mal. Cuando aún era de tarde, el equipo de Sara había arrancado mejor, pero cuando se hizo de noche fue demasiado literal para que todo terminara poniéndose oscuro. Con la brújula marcando todos los caminos y ningún camino a la vez, solo queda esperar a que amanezca, para ver si algún día puede salir el sol por Caballito.
Más Datos
28,6 %: Es el porcentaje de puntos que obtuvo Juan Manuel Sara como DT de Ferro hasta el momento, producto de un triunfo, tres empates y tres derrotas. El torneo pasado Manuel Fernández con igual porcentaje de puntos fue despedido en esta fecha.
Recuperado: Nahuel Arena se recuperó del desgarro sufrido y hoy por la mañana entrenó normalmente en Caballito junto a los jugadores que no fueron citados a Campana. Continúan recuperándose de sus lesiones Pablo Alvarado, Gastón González y Claudio Mosca.
Entrenamientos: El plantel tendrá el domingo y lunes libre y volverá a entrenar el martes en Pilar de cara al partido del próximo domingo con Deportivo Maipú.
Próximo partido: Será el Domingo 2/4 a las 18.45 hs. frente a Deportivo Maipú de Mendoza en Caballito en partido correspondiente a la 8º Fecha de la Zona "B" de la Primera Nacional 2023. El partido será televisado por TyC Sports y se jugará con público local.
Puntajes y Medallero: Gabriel Fantino (@dfanti24).