Más de lo mismo
Ferro tuvo un deslucido debut de Sergio Rondina en el banco de suplentes: no pasó del 0 a 0 ante Gimnasia y Tiro en Caballito. No aprovechó el momento que tuvo uno más. Mateo Monserrat fue expulsado.
Es difícil que en cuatro días, sin amistosos ni una pretemporada de por medio, el equipo diera un giro de 180 grados y se transformara en una máquina de hacer fútbol. Por lo tanto, desde el punto de inicio tiene lógica que la primera presentación del Huevo Rondina como DT de Oeste tuviera aires al once y planteos de Grelak. Porque si uno no sabía quién tenía el buzo de entrenador puesto, bien podría haber pensado que era una continuidad del ciclo anterior. Pero implantar una idea y un estilo definido lleva tiempo y es más complicado emparchar con la competencia en marcha.
Rondina sorprendió y apostó a una línea de 3/5, reconocido por él en conferencia de prensa, para darle seguridad a la defensa. El objetivo era claro: blindar al equipo para que sus dirigidos empezaran a ganar confianza. La famosa manta corta del fútbol se inclinó para el lado del orden defensivo, perdiendo de esta manera peso en ataque. Y ahí es donde deberá hacer fuerte hincapié el flamante director técnico porque es un equipo de baja creatividad en ofensiva. Carece de rebeldía para salirse del molde, no tuvo un concepto claro de búsqueda sobre el arco rival, el que más patea al arco que es Campos quedó en el banco de los suplentes y todo esto quedó en evidencia en el complemento cuando quedó con un jugador más por la expulsión de Rinaldi, ante la obligación de irlo a buscar pero jamás entender cómo hacerlo, con alarmantes faltas de profundidad y situaciones de riesgo.
En el primer tiempo se vieron tibiamente buenas intenciones que terminaron en eso. Con esa idea debe primar el juego exterior para terminar con centros, pero lejos estuvo de eso. Falló en la zona de elaboración porque falló el doble 5: el Colo Pinto se sintió incómodo con una doble base, en tanto que Cosi tuvo su peor partido mostrándose increíblemente errático. Era el más mixto de los volantes, quien debía acelerar en las transiciones pero por imprecisiones o malas ubicaciones, quedaba a mitad de camino. Bajo este contexto, la alternativa era que algún stopper de la línea de fondo condujera hasta encontrar pase hacia afuera, pero también falló la movilidad de los que no conducían. Así se vio un equipo demasiado estático y eso es sinónimo de predecible. Tanto se trabajó en el orden, que faltó la parte de la improvisación para la creación. Ni los carrileros, ni Parisi rompían con diagonales de afuera hacia adentro para buscar con un filtrado desde atrás. Tampoco se arriesgó. Algunos centros, un remate de Kihm que exigió a Abadía y no mucho más.
Hubieron dos diferencias con respecto a la anterior conducción bajo este esquema. Primero, Lorenzo ocupó el lugar del líbero ya que por liderazgo y velocidad para realizar coberturas pareció un acierto. Aún con errores graves e impropios, terminó siendo el más prolijo por sus ganas. La otra variante táctica fue en la parte creativa con la presencia del Checho Quiroga. El Huevo no jugó 3-4-3, sino 3-4-1-2 y ese 1 fue el 10, a quien Rondina conocía de Sarmiento. Nunca había sumado tantos minutos y fue el más disruptivo por la libertad que se le entregó para moverse por todo el frente de ataque e intentar ser opción, siempre cercano a la linea de la pelota. Fue el volante que más pisó el área (el único con factor sorpresa) y tuvo remate de media distancia. Además hizo expulsar a un rival. ¿Qué le faltó? Algo tan simple como un socio, invertir el triángulo del medio y que tuviese otra compañía de descarga o de distracción. Se apagó cuando quedó por la izquierda. Atarlo a una banda lo limita.
Otra modificación se vio en las pelotas paradas. Se acabaron las jugadas meticulosas en los tiros de esquina. Todos al área, al primer palo para Diellos, que sigue en deuda. Un equipo que tiene poco volumen de juego, necesita un 9 goleador y el ex San Telmo no ha explorado esa faceta de ser contundente frente al arco. Más vale que no va a contar con muchas chances, pero justamente en un equipo que fabrica muy poco, es demandante tener esa fineza y por lo que se ha caracterizado hasta ahora es que se mueve mejor de espaldas al arco, alejándose del área y quitando cualquier peso ofensivo en la zona de referencia, que es lo que precisa el equipo. Como único punta, al menos, le va a costar.
El segundo tiempo expuso a Ferro. Con uno más, Gimnasia y Tiro le entregó terreno y pelota. Era donde más se esperaba y donde menos demostró. Alarmante. Rondina cambió a un 4-4-2 más clásico con Benegas como doble 9, pero ni siquiera fueron abastecidos con envíos aéreos. Fueron 26 minutos con un jugador más, hasta la expulsión de Monserrat, con las cinco variantes hechas que nunca pudo hacerlo valer, y hasta el cerrojo del conjunto de Quiroz lo volvió más peligroso, ya que llegó algunas veces de contra.
Los cambios no surtieron efecto, le quitaron la poca claridad que tenía y 10 vs. 10 debió improvisar con Gaby Ayala de lateral izquierdo, abriéndose un interrogante para viajar a Mendoza a enfrentar a Malpú: con el lateral izquierdo titular lesionado y el suplente expulsado, ¿quién ocupará ese lugar? Vallejos a pierna cambiada podría ser una opción, improvisar al extremo Gaby Ayala pero sin ningún tipo de marca es otra, o asumir otro riesgo al hacer debutar a Lautaro Lucero, central zurdo, como lateral por un partido. Otra posibilidad sería la aparición de Lorenzo en una posición que ya ha ocupado pero traería aparejada la problemática de que incluirlo en ese puesto es sacar a tu central más firme. Problemas para el segundo partido del Huevo. Como si no tuviese con los de la faceta organizativa…
El Verde fue de más a menos, Rondina ya probó de la efervescencia de la gente que bramó contra la dirigencia y los futbolistas. El entrenador ya sabe la tormenta que está atravesando y debe ser el mejor piloto, para evitar que como ante el conjunto salteño y los últimos años todo sea más de lo mismo.
|